(Imagen de la llegada de inmigrantes de TVE)
El Gobierno de España se ha dado cuenta hoy, ¡hoy!, de que Canarias y singularmente Gran Canaria soporta la presión de una crisis migratoria que ya es abiertamente comparable con la registrada en 2006. Así lo ha venido a reconocer este viernes en Arguineguín el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, tras asistir en directo a la llegada de medio centenar de migrantes.
El karma raras veces perdona en política. El ministro Escrivá suspendió hace un mes una visita a Gran Canaria cuando el muelle de Arguineguín empezaba a ser un vergonzoso aparcamiento de migrantes que dormían en el suelo y no tenían más aseos que unos baños químicos. Hoy, Escrivá al fin ha pisado Arguineguín. Y el karma ha querido que en las 36 horas precedentes hayan llegado a Canarias 570 migrantes, 335 de ellos a Gran Canaria y 401 solo desde la tarde de ayer.
Escrivá ha reconocido su tristeza ante el espectáculo de migrantes que llegan "desubicados, desconcertados, sin saber qué será de su futuro" y también su apoyo a esos voluntarios de la Cruz Roja que se desloman por recibir con la máxima dignidad posible a miles de africanos errantes tras la durísima travesía del océano. Bien, señor ministro, por reconocer que al menos tiene usted corazón.
Ahora bien, eso no exculpa al Gobierno de España en modo alguno de los errores siderales cometidos con la crisis que soporta Canarias en soledad, ni tampoco de sus gravísimos efectos colaterales, empezando por esa marea de xenofobia y racismo que la incompetencia de la política está alentando peligrosamente en Gran Canaria.
Es políticamente inaceptable que Escrivá haya tenido que ir hoy a Arguineguín, y ser testigo directo de la llegada de casi 600 personas en 36 horas, para convencerse de que tenemos un problema gravísimo con la crisis migratoria. Y para admitir que tiene que trasladar el mensaje al Consejo de Ministros (¡ahora!) y que éste se tome realmente en serio este drama para coordinarse mínimamente hasta en la gestión de edificios donde alojar a los migrantes. Hoy, ¡hoy!, prácticamente un año después de que esta crisis empezara a dispararse.
En 2018, Pedro Sánchez alentó un show al abrir un puerto de España al buque Aquarius con 630 migrantes llegados del Mediterráneo. Hoy, Canarias tiene que implorar atención cuando llegan casi 600 en solo día y medio. Pero este drama apenas merece una pieza de 15 segundos en el Telediario. Y a la izquierda de Sánchez solo se escucha el ominoso silencio del vicepresidente Iglesias y los suyos, demasiado entretenidos estos días con el caso Dina y el intento de desacreditar a toda costa al juez García Castellón.
A todos les alcanzará antes o después el karma de la política. Pero para entonces ya habrán dejado en las Islas la evidencia de que Canarias les queda muy lejos y una tristísima secuela en forma de impotencia, soledad, xenofobia y racismo.
/////////////////////
Recomendación: Lean este magnífico texto de aquí abajo sobre la visita de Escrivá escrita por José María Rodríguez, periodista de la agencia EFE.
Comentarios
Publicar un comentario
¡Hola! Tu comentario será bienvenido. Todos estarán sujetos a moderación para evitar abusos y spam. ¡Gracias!