Jhonander Ojeda Alemán, junto a un Superpuma del SAR del Ejército del Aire donde sufrió dos accidentes, el segundo de ellos mortal. Hay tragedias que conmueven profundamente a la sociedad y víctimas a las que nunca arrinconará el olvido. Hoy hace cinco años de la muerte de Jhonander Ojeda Alemán, el joven militar de Telde que perdió la vida en un helicóptero del SAR caído al mar el mismo día de su cumpleaños, el 22 de octubre de 2015, solo año y medio después de un primer accidente en el que perdió a cuatro de sus compañeros y él logró sobrevivir casi milagrosamente. El joven sargento Jhonander habría cumplido este jueves 32 años, pero un golpe de fatalidad segó su vida abruptamente cuando regresaba de unas maniobras militares en Senegal junto al capitán José Morales y el teniente Saúl López. El caso, ya muy trágico por la pérdida de tres vidas, acumuló dramatismo en dosis extraordinarias por varios motivos. El primero, el hecho de que el joven sargento hubiese sido año y medio antes e
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20D: adiós bipartidismo, hola incertidumbre
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Las elecciones más disputadas de la historia democrática de España han dejado este domingo un escenario de cambio de ciclo y de complicación sin precedentes en la búsqueda de una fórmula que permita la elección del nuevo presidente del Gobierno.
El Partido Popular logró salvar los muebles y reconfirmarse como la fuerza más votada, pero tras sufrir un fuerte golpe que compromete severamente cualquier posibilidad de gobernar. El bipartidismo enferma, pero ni mucho menos acaba de morir: el PSOE también sufrió el castigo de los electores, pero aún así logra amarrar gracias a la ley electoral 91 escaños, una veintena más que Podemos, a pesar de que el partido de Pablo Iglesias y sus coaligados igualaron a los socialistas con 5 millones de votos. Más corto se quedó Ciudadanos, aunque con un no despreciable registro de 3,5 millones de votos y 40 escaños. Pese a las dispersión del voto, los cuatro partidos encontraron este domingo motivos para celebrar el resultado electoral: el PP por la victoria relativa, el PSOE por el descalabro no consumado, Podemos por su meteórica irrupción como tercera fuerza política y Ciudadanos por su autoproclamada conquista del centro. Pero empieza ahora el verdadero laberinto en busca de los 176 votos que deben sustentar en primera vuelta la investidura.
El PP pierde 4 millones de votos y 64 escaños y se queda a 54 diputados de la mayoría absoluta. Parte de ese castigo lo experimentó en Canarias, donde el PP retrocede a casi la mitad de los votos logrados en 2011 y se deja 4 escaños en el camino. En el otro lado de la balanza, Podemos irrumpe por primera vez en unas elecciones generales y se convierte en la segunda fuerza más votada en Canarias, por delante del Partido Socialista, aunque obtiene un escaño menos: los de Pablo Iglesias consiguen 3 plazas en el Congreso, frente a los 4 obtenidos por la coalición electoral del PSOE y Nueva Canarias. Coalición Canaria sufre también un severo castigo que reduce su presencia a un único escaño que a duras penas logró consolidar Ana Oramas por la provincia de Santa Cruz de Tenerife.
La nueva política exigirá un baño de humildad y forzará a las fuerzas políticas a esmerarse para caminar con un solo pie por el alambre de la aritmética parlamentaria. Porque las cuentas de las mayorías no cuadran y a menos que se produjera un improbable pacto entre el Partido Popular y el PSOE, van a ser imprescindibles las alianzas a tres bandas para elegir a un presidente capaz de formar Gobierno. Mariano Rajoy, cuyo partido cae desde los 186 a los 122 escaños, lo tendrá extraordinariamente difícil para obtener en primera vuelta los 176 votos que necesitaría para continuar en La Moncloa. El único consuelo que le queda es que no lo tienen mucho mejor sus competidores y en particular Pedro Sánchez: el PSOE no llegó a descalabrarse del todo, pero perdió 19 escaños y un millón y medio de votos.
A pesar del golpe, tanto Mariano Rajoy como Pedro Sánchez comparecieron en la noche de este domingo ante los ciudadanos como si, en lugar de un duro revés electoral, sus respectivos partidos hubieran obtenido de los electores un premio de confianza. No se sabe muy bien qué festejaba Rajoy después de perder tres millones y medio de votos, pero lo cierto es que celebró la pírrica e insuficiente victoria desde el balcón de Génova como si su continuidad en la Presidencia no estuviera seriamente comprometida por la insuficiencia de escaños. A su vez, un crecido Pedro Sánchez compareció ante los periodistas con una alegría rayana en la euforia muy poco compatible con un desangramiento de un millón y medio de votos. Sánchez sí se anticipó a Rajoy para dejar claro que el más votado debe ser quien inicie la búsqueda de acuerdos para gobernar y hizo una abierta apuesta por el diálogo que en apariencia no excluye a nadie, ni siquiera al Partido Popular.
Ante este escenario, es patente que España se enfrenta a una nueva era política tan apasionante como cuajada de incertidumbres. Nueva también en los gestos. Uno de los más llamativos lo protagonizó este domingo Pablo Iglesias cuando, revestido de la misma serenidad con que ha ido moderando su discurso durante toda la campaña electoral, apostó por una política que cuide a los ciudadanos y acto seguido repitiera el mismo discurso en inglés. A sabiendas de que desde el exterior de España, Podemos es probablemente uno de los fenómenos de la política española que más expectativa exterior levanta.
Mucho más conservador, Albert Rivera no dio muchas pistas acerca de su comportamiento futuro, pero sí dejó claro que Ciudadanos quiere colaborar en la búsqueda de "una nueva mayoría" y repitió enfáticamente que, en el escenario que se abre, "pensaremos en España antes que en el partido". Incluso anoche, Rivera se mostró en alguna entrevista televisiva aparentemente en contra de dar un apoyo a la investidura tanto de Rajoy como de Sánchez, en el supuesto de que éste decidiera liderar un pacto de las izquierdas. Pero en su comparecencia institucional, lo que hizo fue enumerar una lista de deberes, los que aparentemente pondrá a aquellos que se acerquen a tratar de obtener los 40 votos de Ciudadanos en el Congreso: reforma de la ley electoral y pacto por la educación, para empezar a hablar.
Ya es lunes y 21D. Empieza a escribirse una apasionante historia de la política española. Las próximas semanas pondrán de manifiesto si el cambio de modos y formas que exigen los ciudadanos que han querido romper la simpleza del bipartidismo encuentra ahora acomodo en la hoja de ruta, a menudo tan interesada y endogámica, de las organizaciones políticas.
Decenas de inmigrantes confinados en la Casa del Marino de Las Palmas de Gran Canaria se están contagiando de Covid incluso meses después de su llegada a la isla debido a las condiciones de hacinamiento, insalubridad y descontrol que soportan en el recinto. Personas que han estado en contacto con este grupo de inmigrantes, 93 subsaharianos en estos momentos, describen un escenario desolador en el interior de las tres plantas ocupadas por el colectivo: "Las plantas que los alojan no están preparadas para esto. Las condiciones son pésimas. La última vez que subí salí de allí llorando. No se puede ni respirar". La Casa del Marino acoge en estos momentos a 93 inmigrantes y parte de ellos permanecen en el recinto desde principios de año, desde antes de que estallara la crisis del coronavirus. En estos momentos, 42 de ellos están contagiados de Covid, según datos confirmados por Cruz Roja, que tutela el centro de acogida, y por la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, que
Canarias acumuló este jueves 27 de agosto 327 nuevos casos de Covid, lo que coloca el total autonómico en 3.124 activos en estos momentos. Y subiendo. Es la peor cifra desde el inicio de la pandemia, con rasgos alarmantes en Gran Canaria, que suma 255 de esos nuevos casos en solo 24 horas. El dato es aún más desalentador en Las Palmas de Gran Canaria: con 1.826 activos, 216 nuevos en solo 24 horas, el coronavirus no da tregua a la ciudad, que cabalga ya sin remedio hacia los dos mil casos. Un registro que previsiblemente se alcance en las próximas horas y que cuadruplicará dramáticamente el número de casos activos confirmados el 16 de agosto, es decir, hace solo once días. Pero ni el alarmante aumento de los contagios ni la progresión de hospitalizaciones e ingresos en las UCI ha sido suficiente para que el Gobierno de Canarias, en quien descansa en estos momentos la responsabilidad de controlar esta pandemia en Canarias, endurezca de forma significativa las medidas de contención del
La pandemia avanza sin control: Canarias cierra este domingo 30 de agosto con una nueva cifra récord de contagios de Covid, 367, la mayor parte de ellos en la isla de Gran Canaria. El Archipiélago ha superado el listón de los cuatro mil casos activos (4.021), de los cuales 2.714 se concentran en Gran Canaria y, de ellos, 2.289 en la capital. La cifra de fallecidos también ha subido, tras la muerte de una persona en las últimas 24, lo que coloca el número de óbitos en 174 desde que comenzó la pandemia. La segunda y virulenta ola que padece el Archipiélago se ha cobrado la vida de 12 personas en estas últimas semanas. También sigue aumentando el número total de hospitalizaciones: Canarias tiene en estos momentos 169 hospitalizados y 28 pacientes en las cuidados intensivos. De nuevo, la gran mayoría de ellos corresponden a la isla de Gran Canaria, con 127 hospitalizaciones y 21 personas en las UCI. Este desalentador panorama se produce 72 horas de que el Gobierno de Canarias anunciara un
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